Composición con las dos plumas Cartier Art Déco
Cartier

Plumas Cartier Art Déco, absolutamente femeninas

Moda & Co

Las estilográficas Art Déco de Cartier son dos plumas, una en rojo lacado y otra en composite negro, caracterizadas por su feminidad, sus formas sinuosas y una más que cautivadora elegancia.

Cartier posee ese encanto personalísimo que pocas firmas son capaces de llegar a alcanzar. Un estilo inequívoco a la hora de crear. Un gusto único que va más allá de las propias obras. Una forma de hacer que se traslada a sus relojes, a sus joyas, a sus perfumes e incluso a accesorios tan genuinos como las plumas estilográficas, como lo demuestran las históricas Art Déco, pensadas para el público femenino.

Se trata de dos útiles manifiestamente elegantes. Por sus preciosísimas formas esbeltas, distinguidas y depuradas; por la cautivadora sensación que transmiten a la hora de escribir, un je-ne-sais-quoi del todo indescriptible; por los insinuantes colores con los que se visten, el rojo beso y el negro misterio, y por los nobles materiales que las hacen posibles.

La más vistosa y la principal de las dos plumas estilográfica Art Déco es la versión lacada en rojo fuego con ondulaciones en guilloché, una pieza que destila elegancia, glamur y carácter femenino. Se compone, más allá del cuerpo, por un clip tallado en paladio con detalles en el mismo material, un atrayente cabujón de nácar blanco y un plumín de oro macizo rodiado de 18 quilates. La segunda de las estilográficas opta por el refinado color negro, haciendo una reinterpretación del primer modelo a base de composite. Su clip y sus detalles se componen también en paladio, su plumín emplea de igual forma el oro macizo rodiadio de 18 quilates y su cabujón de resina, de nuevo haciendo referencia a la pluma lacada en rojo, opta por ese mismo color.

Las plumas Art Déco son la significación de la feminidad, de la audacia de la alta costura que evocan sus tonos y siluetas, de la sofisticada distinción de una firma como Cartier.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.