Pluma La Modernista Diamonds de Caran d'Ache
Caran d'Ache

La Modernista Diamonds de Caran d'Ache, pluma en homenaje a Gaudí

Moda & Co

La pluma La Modernista Diamonds de Caran d'Ache es un útil de escritura dedicado al modernismo y a uno de sus máximos exponentes, Antoni Gaudí. En 2001 fue nombrada la pluma más cara del mundo.

En el año 1888 se celebró en Barcelona la primera exposición universal que albergó la ciudad, un evento que reunió a países de los cinco continentes, revitalizó la capital catalana y fue, además, el banco de pruebas de un movimiento artístico en ciernes, el modernismo. Esta corriente, surgida en toda Europa, tomó un cariz diferenciado en Cataluña y encontró en el arquitecto Antoni Gaudí su máximo exponente.

En homenaje a él, y al modernismo en sí mismo, la firma Caran d’Ache alumbró en la primavera de 1999 una pluma estilográfica bautizada con el nombre de La Modernista Diamonds. Hablamos de un útil de escritura, completamente único, limitado a 1888 unidades en conmemoración también de aquella expo, fabricado en plata maciza recubierta de rodio.

Detalle del plumín y de la tapa de la pluma Caran d'Ache La Modernista DiamondsCaran d'Ache

Sobre este noble lienzo, el apreciado orfebre y joyero ginebrino Robert Perron engastó mediante la técnica del pavé más de cinco mil diamantes Top Wesselton VS, con un total de veinte quilates, y casi un centenar de rubíes, que se disponen en la parte superior de la tapa. El plumín de la estilográfica, además, se construyó en oro de dieciocho quilates.

Cada una de las plumas La Modernista Diamonds tardó en producirse seis meses, desde el momento de su concepción hasta el de su finalización. En el año 2001, la pieza fabricada por Caran d’Ache consiguió erigirse como la pluma más cara del mundo.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.