Plumas estilográficas David Oscarson Celestial
David Oscarson

David Oscarson Celestial, una colección de plumas venida del cielo

Moda & Co

Las plumas estilográficas David Oscarson Celestial emplean dos técnicas artesanales para representar, artísticamente, un Sol sobre un cielo de diferentes colores y las cuatro fases de la Luna sobre una bóveda estrellada.

David Oscarson se dedica a la creación de plumas estilográficas de lujo desde hace más de una década y media, cuando presentó bajo su marca homónima la primera colección limitada, como todas las que concibe, la Henrik Wigstrom Trophy. Su octava serie ha sido bautizada como Celestial y pretende aunar el espíritu de la maestría artística y la tradición de la artesanía del denominado Viejo Mundo.

Hablamos de cinco variaciones de color con un leitmotiv común: el Sol, que brilla en lo alto del cielo, y la Luna. En cada una de ellas se ha empleado la centenaria técnica del guilloché y el conocido esmalte duro para mostrar un radiante astro rey sobre un fondo azul celeste, amarillo, rojo, blanco y naranja en la tapa, y un estrellado cielo oscuro, con las cuatro fases de la Luna, sobre el cuerpo de los útiles.

Tanto el diseño del Sol, con sus rayos, como el de Luna, con sus estrellas, requieren de un trabajo minucioso y completamente manual. Son numerosos niveles de grabados realizados al detalle, con la gran dificultad que presentan cada uno de los matices que caracterizan los dibujos. Estos, multiplicando a su vez la complejidad, poseen cierto relieve, lo que provoca un efecto en tres dimensiones.

Cada una de las plumas estilográficas David Oscarson Celestial es de edición limitada, limitándose la producción de cada variación a 88 piezas.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.