El Vertu Aster Leaf por delante y por detrás
Vertu

Vertu Aster Leaf, un smartphone de lujo fruto de la naturaleza

Tecnología

El último teléfono móvil inteligente de lujo en ver la luz es el Vertu Aster Leaf, un terminal de edición limitada diseñado en colaboración con la artista sueca Carina Sohl. ¿Su principal rasgo? Capturar la naturaleza como nunca se ha hecho antes.

Vertu es seguramente el fabricante de smartphones de lujo más conocido en todo el mundo. Una compañía que inició su andadura a finales de la década de los noventa como una filial de la otrora todopoderosa Nokia, y que desde hace cuatro años vuela libre, perpetuando su más que genuina apuesta por la diferenciación y la distinción, sin caer en simplonas ostentaciones.

Porque sus teléfonos móviles están hechos para los que ambicionan mucho más que un simple terminal llamativo y con buenas prestaciones. Para los que anhelan, además de un buen hardware, un buen software, unos buenos materiales y un buen diseño, una verdadera experiencia en el uso de los dispositivos y en torno a ellos. El objetivo lo han cumplido con modelos como el Signature, el Signature Touch o el Aster, y no cabe duda que lo volverán a alcanzar con el último en llegar y que hoy se da a conocer: el Vertu Aster Leaf.

Hablamos de un teléfono nada al uso. Una nueva variante del modelo más modesto del fabricante —si es que es posible adjetivar de este modo una de sus excelsas creaciones— que va mucho más allá de ser una simple versión. Porque es una obra artística en sí misma, única entre semejantes. Una pieza de extremada singularidad, inspirada en lo natural, que no habría sido posible sin la estrechísima colaboración de la artista sueca Carina Sohl.

Su creación da los primeros pasos lejos de una factoría, de un laboratorio o una aséptica cadena de montaje repleta de ingenios tecnológicos. Los da en pleno campo. Entre árboles. En la naturaleza. Con una particular cosecha de hojas de frambueso silvestres caídas con la llegada del otoño. «Un día de otoño, en octubre de 2006, estaba en mi paseo diario por el mar y encontré una hermosa hoja caída en el suelo», relata la artista. «Encantada con los detalles y su fantástica forma, quise congelar de algún modo un momento de esa belleza, preservarla», y sin apenas darse cuenta, había dado con una idea maravillosa: inmortalizar algo tan natural como una hoja caída en piezas de cuero. Y se puso a trabajar.

Desde su estudio en la ciudad de Estocolmo, experimentó durante meses con diferentes técnicas y materiales hasta dar con el método idóneo. Y alcanzado ese punto, su taller abrió las puertas. En él estampa sobre diferentes tipos de pieles las hojas más vistosas y armoniosas que encuentra, las que ofrecen una mayor riqueza de nervios y haces, las que imprimen una mayor autenticidad. Es de este modo como las verdes láminas que en otro tiempo vistieron la planta rosácea, junto a su delicioso fruto, adornan el noble cuero que cubre el Aster Leaf. Para hacer del lujo y la exclusividad algo verdaderamente genuino, único, natural y real. Hecho por manos expertas, con pasión y amor, con significado. Con un porqué.

El nuevo teléfono, del que solamente van a producirse un centenar de unidades, luce una pantalla de alta definición de 4,7 pulgadas, cuenta con sonido envolvente Dolby Digital Plus, imagen certificada por Hasselblad, conectividad 4G, un procesador Qualcomm Snapdragon 801 Quad-core a 2.3GHz y una cámara, también Hasselblad, con una resolución de 13 megapíxeles y una lente recubierta con cristal de zafiro, material que también asegura el panel táctil.

Como todos los teléfonos de la británica, el Vertu Aster Leaf incluye un servicio gratuito de mayordomía durante un periodo de seis meses con disponibilidad 24/7. Podrá encontrarse desde hoy mismo, 12 de mayo, en boutiques seleccionadas y en la página web del fabricante.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.