Imagen del Cellini Time
Cellini

Rolex Cellini, celebrando la tradición y el 'savoir-faire'

Relojes

La nueva colección de relojes de Rolex se inspira en uno de los más importantes exponentes orfebres del Renacimiento italiano, Benvenuto Cellini, para deslumbrar con su reinterpretación del clasicismo relojero.

Benvenuto Cellini fue uno de los más importantes exponentes orfebres del Renacimiento italiano, un hombre de su tiempo también dedicado a otras artes como la escultura y las letras que, en pleno siglo XXI, ha inspirado el nombre de la nueva colección de relojes Cellini de Rolex. Como entonces hiciese aquel movimiento cultural del que formó parte el florentino, esta serie de relojes rinde tributo al clasicismo de la tradición relojera más arraigada con una reinterpretación contemporánea en busca de la atemporalidad.

El secreto de la suiza para lograr que los que un día se fueron vuelvan a nuestras muñecas con su eterna elegancia no tiene más ingredientes que la puesta en práctica del savoir-faire que durante años ha cultivado y el cumplimiento de las más altas exigencias de perfección que desde que en el año 1905 comenzase a fabricar verdaderas máquinas del tiempo, entonces como Wilsdorf & Davis, se han impuesto.

De esta forma han conseguido presentarnos la última metamorfosis del Cellini, que si bien apareciese como un único reloj hace casi medio siglo con no pocas mutaciones a lo largo del tiempo, ahora llega en forma de colección con tres modelos: Cellini Time, Cellini Date y Cellini Dual Time.

Imagen del reloj Cellini DateCellini

El primero de la serie reinventa el clásico entre los clásicos posicionándose como el esencial de los relojes, el más primario de los instrumentos dedicados a marcar las horas, los minutos y los segundos, el más sincero guardían del tiempo. Cellini Time hace alarde del puro y sencillo estilo tradicional, en sus cuatro configuraciones, para con su austera esfera lacada —en blanco o en negro— mostrar las horas que marcan sus saetas, en forma de espadas y con destacadas facetas.

Cellini Date es el segundo de los modelos, un reloj también en cuatro versiones que añade al implacable dictado de las horas los días que se suceden, uno detrás de otro, en un ciclo infinito que comienza cada mañana con la aguja señalándolo. La fecha se encuentra a las 3 de su esfera, grabada "Rayon flammé de la gloire", que podremos elegir en dos colores tan elegantes como atemporales, negro o plata.

Imagen del Cellini Dual TimeCellini

Y para los viajeros empedernidos que hoy están aquí y mañana allá, para los que quieren tener el don de la ubicuidad temporal, para los que desean observar en su muñeca que el astro rey brilla con fuerza en el cielo o que la mágica Luna le ha tomado el relevo... todo, sin perder la clase, para todos ellos es el Cellini Dual Time. En este reloj repite la esfera grabada "Rayon flammé de la gloire" en negro y plata incorporando, a las 6, la hora que marca Cronos en cualquier otra parte del planeta con solamente ajustar, gracias a su control independiente, las manecillas de las horas que saltarán de huso en huso sin alterar ni un ápice su precisión.

El Dual Time, al igual que el Time y Date, viene montado en una caja de 39 milímetros de diámetro, a elegir en oro blanco o Everose de 18 quilates, y una correa de piel de aligátor, brillante y de grandes escamas, en color negro o marrón con hebilla de oro, también de 18 quilates, a juego con el cuerpo. Los tres modelos, fabricados de arriba a abajo por Rolex, dan las horas, los minutos y los segundos mediante un movimiento mecánico de alta precisión y cuerda automática con certificado Cronómetro; para que no perdamos el tiempo.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.