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Porsche, los coches de ensueño

El fabricante de Stuttgart ha conseguido asociar su nombre de forma inseparable a la deportividad. Porsche es sinónimo de vehículos indescriptible y su historia la narración de una unión familiar, del tándem formado por un padre y por un hijo.

Hablar de Dr. Ing. h.c. F. Porsche AG, o simplemente Porsche, como todos la conocemos, es hablar de coches de ensueño. Se trata de uno de los mayores fabricantes de superdeportivos, uno de los que más experiencia acumula y el que, sin lugar a dudas, ha conseguido asociar su nombre inseparablemente al concepto de deportividad y competición. Erigirse como emblema.

La historia de la compañía comienza de forma oficial en el año 1948, cuando Ferdinand Porsche y su hijo Ferry se establecen con dos centenares de trabajadores para comenzar a construir conjuntamente sus propios vehículos. El bagaje del progenitor, quien había pasado por Daimler-Benz y diseñado en su estudio particular el Volkswagen Beetle, fue determinante para echar andar. Su veteranía, junto con el innato talento de su hijo, resultaron en el primer Porsche de la historia propiamente dicho: el 356. Ágil, cómodo, práctico y fiable fueron algunos de los adjetivos con los que se valoraron aquella primera creación con motorización Volkswagen.

Desde entonces, padre e hijo trabajaron orgullosamente en hacer prosperar su nombre y el de su compañía. A mediados de la década de los 50 comenzaron a poner en marcha sus primeros motores. En aquellos mismos años, mejoraron el 356 y aumentaron su motorización. Y todo aquello los llevó a dejar boquiabiertos, desde el principio, a propios y extraños. Así, llegó la leyenda con motor trasero y refrigeración por aire. Así, llegó el mítico Porsche 911. Con diseño de la tercera generación, el hijo de Ferry, un nuevo motor de 6 cilindros boxer, 1991 cc. y 130 caballos de potencia.

Aquel icono, que varias décadas más tarde llegó transformado en la evolución 911 Carrera, evolucionó de forma múltiple a lo largo de los años. En el 911 S en 1967, el 911 Turbo en 1974, el primer 911 Cabriolet en 1983 y el primero con tracción en las cuatro ruedas, el 911 Carrera 4, en 1990. Y a día de hoy, gran parte de las versiones, es todavía posible admirarlas transitando por nuestras calles.

La llegada del nuevo siglo, con la última década del viejo, no fue demasiado buena financieramente hablando para Porsche, pero la firma alemana supo reponerse. Se presentó el 911 993 en el Salón de Fráncfort del 93, surgirían variantes como el Carrera RS o el GT2 con potentes motorizaciones y veríamos un 911 996. Pero, por fin, llegarían los 2000 y con ellos el primer SUV deportivo del fabricante. El Cayenne marcó un antes y un después. Porsche volvía a brillar con luz propia y a alumbrar iconos. A él le siguieron el Cayman, el Panamera o el Macan. Porsche volvería a ser Porsche. Y ahí, afortunadamente, continúa.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.