El olfato es, aunque no lo creamos, el sentido más agudo del ser humano. Lo utilizamos en el día a día, a cada momento, apenas sin darnos cuenta. Posee unas capacidades que ningún instrumento científico ha sido capaz de emular. Y es importantísimo para el sentido del gusto, ya que de él depende que percibamos la mayor parte de los sabores.
De hecho, es la clave a la hora de disfrutar plenamente de la degustación de alimentos muy diversos y de bebidas como el whisky, el café o el vino.
Percibiendo los diferentes aromas de un caldo, éstos nos pueden revelar la variedad con la que se ha elaborado, las técnicas de vinificación que se han empleado en el proceso o el añejamiento al que ha sido sometido. Estas circunstancias tan determinantes a la hora de catar un vino fueron las que dieron la idea a Jean Lenoir, un francés criado entre viñedos borgoñeses, de crear Le Nez du Vin, La nariz del vino en nuestro idioma.

Se trata de lo que él mismo denomina un «libro objeto», una obra que se compone de un amplio compendio de aromas imprescindibles contenidos en pequeños frascos y diversos textos que los describen con una intención divulgativa.
Tanto para profesionales como aficionados vinícolas, ésta es una guía para aprender a percibir los diferentes matices olfativos que un vino puede mostrarnos, saber distinguirlos, comprenderlos y conocer qué nos cuentan sobre el caldo en cuestión.
Actualmente La nariz del vino de Jean Lenoir se compone de varias ediciones, con algunas centradas en añejamientos particulares o tipologías concretas de vinos. La más conocida es la versión completa con la colección de 54 frascos de aromas. Todos ellos se presentan en pequeños frascos de cristal, en un libro-cofre, con sus respectivas fichas descriptivas que mediante textos y diferentes ilustraciones proporcionan toda la información que necesitamos.