Composición de varias versiones del Cartier Santos 100
Cartier

Cartier Santos 100, la vuelta a la actualidad de un modelo icónico

Relojes

El centenario de un reloj único como fue el Cartier Santos se celebra con otra pieza única, el 'guardatiempo' Cartier Santos 100, una actualización del icónico símbolo relojero devuelto de forma extremada al tiempo actual.

Corría el año 1904 y Louis Cartier creaba para un amigo aviador, llamado Santos Dumont, un reloj que pudiera portar en sus vuelos y en el que le resultara sencillo leer la hora de un solo vistazo. Era el Cartier Santos. En estos últimos años, más de un siglo después de aquel hecho, la maison ha querido rendirle homenaje al histórico modelo presentando en sociedad una reconcepción que ha bautizado con el nombre de Cartier Santos 100.

El reloj original es un verdadero rara avis. Una pieza extraña porque en el momento en el que fue creado los relojes cuadrados o rectangulares apenas se veían, eran contadísimas excepciones. Sin embargo, lo que no era más que un obsequio para un gran amigo, pronto se convirtió en un codiciado objeto para muchas personas que supieron de su existencia, cosa que obligó a Cartier a comercializarlo con el paso de los años.

Aquella fama inusitada, que el fundador de la casa seguramente no se esperaba, ha hecho que el modelo llegue hasta nuestros días y se encuentre con nuevas versiones como esta, que toman toda su esencia y la devuelven de una forma extrema a la actualidad.

Porque hablamos de relojes fabricados en un material tan popular en la actualidad como el titanio. De versiones en bicolor, en el que tanto la caja como la esfera muestran tanto un color carbón como plata o dorado. Porque el Cartier Santos 100 llega como reloj tradicional, sin otra función adicional que la de señalar la hora, y en forma de cronógrafo. Y porque su contemporaneidad, y una pizca de estilo sport, se ven reflejados en la selección de materiales para su correa: materiales textiles preparados para el día a día o piel de becerro negra.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.