La cafetera The Saint AKMA de Dutch Lab
Dutch Lab

The Saint AKMA, la cafetera steampunk definitiva de Dutch Lab

Gourmet

The Saint AKMA es la cafetera de elaboración en frío diseñada por el estudio surcoreano Dutch Lab. Su estética 'steampunk', la elaboración en frío y su gran capacidad, son sus puntos clave.

El surcoreano estudio de diseño Dutch Lab, en colaboración con Mozi Studio y De-Bang, es el responsable de haber creado una de las cafeteras seguramente más opulentas, ornamentadas y complejas de cuantas podemos encontrar en el mercado, The Saint AKMA.

Se trata de una edición limitada, una máquina de estilo victoriano con una estética totalmente steampunk, que toma prestada la palabra diablo en coreano para bautizarse a sí misma y, de paso, infundir un respeto con su nombre que ya consigue su presencia.

Los diseñadores de este estudio pretendían concebir una cafetera de elaboración en frío capaz de transgredir la arquitectura de un tipo de producto que ha evolucionado físicamente muy poco a lo largo de la historia. Desde luego, lo han conseguido. Su estética, su tamaño —roza el metro de altura— y su intrincado diseño, dan buena cuenta de ello.

Detalle de la The Saint AKMADutch Lab

La cafetera, tal y como decíamos, elabora en frío y por tanto no requiere del hervido de agua para preparar café. Simplemente la gravedad y el juego de flujos de agua que tiene lugar en ella, en sus diferentes niveles, son los responsables de que el café molido se convierta en bebida de café. El proceso es costoso, se desarrolla a lo largo de varias horas pero, quienes han probado el resultado, aseguran que vale la pena.

The Saint AKMA, con una capacidad de 3.000 ml, se encuentra a la venta por poco más de 5.000 dólares estadounidenses.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.