Retrato de Juan Vidal
Fotografía de Gsus Fernández cortesía de Juan Vidal

Juan Vidal: presente y futuro de la moda española

Bien Hecho
La moda, los tejidos, los diseños y las mujeres bien vestidas han formado parte de la vida de Juan Vidal desde que apenas tenía uso de razón. Él es, ahora, el presente y el futuro de la alta costura española.

La ciudad alicantina de Elda es sinónimo de calzado y su fabricación. Durante décadas, sus gentes se dedicaron a trabajar en las numerosas industrias que salpicaban el paisaje. En todas esas fábricas que hicieron de la localidad y su entorno una de las zonas más prósperas de la costa mediterránea. Y a su alrededor afloraron, más allá de grandes zapaterías, significativas tiendas de moda. En una de ellas, consagrada a notables nombres de la industria, se crió un pequeño llamado Juan Vidal.

Siendo apenas un niño, era evidente que su futuro se encontraba con toda probabilidad en el mundo de la moda. Su madre, Gracia, quien regentaba aquel establecimiento reconvertido ahora en una de las boutiques insignes de la firma de su retoño, lo sabía. Su padre, sastre, también. Porque estaba más que claro.

En lugar de entretenerse con cualquier juguete, él lo hacía con tejidos de los que había en el negocio familiar. En lugar de hablar de muñecos o dibujos animados, lo hacía de las clientas que diariamente veía. En lugar de pisar el parque, se iba con su madre a comprar telas a salones de exposiciones. Así lo recordaba ella misma en un reportaje de Vogue España dedicado al diseñador en 2013, cuando consiguió el premio Who's On Next al mejor joven talento de la moda española.

De Bellas Artes al mundo de la moda

Su formación artística comenzó tras acabar el instituto, cuando se marchó a Barcelona para estudiar Bellas Artes en la universidad de la capital catalana. Fue al terminar la carrera cuando su inquietud permanente por la alta costura lo llevó a matriculase en FDModa, la Escuela Superior de Moda de LCI Barcelona. No terminó aquellos estudios, pero no le hizo ni falta: antes de abandonar la escuela ya había recibido un premio, el ModaFad de 2005.

Fotografía de la colección de primavera-verano 2014 de Juan VidalFotografía cortesía de Juan Vidal

La dotación económica de aquel galardón y la invitación a pasarelas como Ego Cibeles, Bread&Butter, Gaudí Novias o la de la Ciudad Condal, donde debutó en 2006 con su firma, Juan Vidal, le hicieron dar el salto definitivo. Iba a ser diseñador, aunque ya lo era por derecho propio, e iba a profesionalizar completamente su negocio.

Se puso, pues, manos a la obra. Y mientras lo hacía el alicantino mostraba sus colecciones en los desfiles de la Valencia Fashion Week, donde en 2009 consiguió el premio Revlon a la mejor colección. Al año siguiente, en la misma pasarela, se volvió a reconocer a su colección esta vez con un premio Peronda, que se repetiría el 2011. Ese mismo año, complementando el triunfo, se sumaría el premio Tendencias Moda.

Ese amplio currículo, con apenas la treintena cumplida, colocaron a Juan Vidal como una de las figuras más prometedoras de la moda española. Así que comenzó un proceso de internacionalización para conseguir que sus prendas traspasasen las fronteras del país y llegasen a clientas de todas partes. Consiguió que la cadena de boutiques multimarca de Dolce & Gabbana, Spiga2, incluyese sus diseños y que hiciesen lo propio puntos de venta como Luisa Vía Roma, en Florencia, e Inter Y’s, en Japón.

Un año después de iniciar la estrategia internacional, en el 2013, presentaba la colección de otoño-invierno en la Mercedes-Benz Fashion Week Russia. La altísima calidad que demostró, su creatividad y el éxito de aquel desfile, fueron en parte el detonante para obtener el premio Who's on Next de la edición española de Vogue, dotado con 100.000 euros. Y fue el impulso definitivo. «Este premio te cambia la vida», afirmó mientras recibía el trofeo. Y razón no le faltaba.

Los encargos crecieron, mujeres de todo el país le expresaban la admiración que sentían por sus diseños y terminó debutando en la semana de la moda de Madrid, en la Mercedes-Benz Fashion Week, la antigua Cibeles, pasando a formar parte del calendario oficial de la pasarela desde entonces.

Modelo de Hiroko, colección de la primavera-verano de 2016 de Juan VidalFotografía cortesía de Juan Vidal

Todo un camino todavía por recorrer

A pesar de su vasta carrera, de toda la popularidad alcanzada, de los muchos reconocimientos que ha recibido desde el principio y que continúa recibiendo, como por ejemplo el premio L’Oréal a la mejor colección de primavera-verano 2014 y otoño-invierno 2015 o el otorgado por la revista Telva como mejor diseñador nacional del mismo 2015, Juan Vidal no conoce límites.

Su creatividad, su afán por seguir creando, por hacer evolucionar su estilo, por romper esquemas con su eclecticismo, por conseguir ese perfecto equilibrio entre diseños que sorprendan y que cualquier mujer pueda vestir, nunca se detendrán. Cuando piensa en una nueva prenda, en una nueva colección, piensa en la mujer que la va a vestir. Y la bautiza. Por esto todas y cada una de sus colecciones responden a un nombre: Candela, Hiroko, Chrystine o Diana. Cada una con un carácter, un estilo definido y una manera de sentirse identificada con el atuendo que porte.

Aunque Juan Vidal no descarta realizar incursiones en moda masculina. Es una idea que le ronda la cabeza, que lleva tiempo meditando, pero a la que todavía no ha puesto fecha. Ni nombre. Lo que es seguro, como ya ha contado, es que sí o sí la colección «será de invierno». Si ha vestido a iconos pop como Lana del Rey o Lady Gaga, seguro que vestirá a sus equivalentes masculinos. Y a su mujer, la que siempre será su musa. Esa caprichosa, chic, sofisticada, cool, que sabe con lo que viste y que no conoce de edades.

La moda española, con ejemplos como él, tiene el futuro más que garantizado.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.